
¡VUELVE! ¡TE PERDONAMOS!
Como alguien que ejecutara el gran molinete en la barra horizontal, así uno mismo hace girar, cuando muchacho, la rueda de la fortuna, de la cual tarde o temprano saldrá el premio mayor. Pues únicamente lo que ya sabíamos o practicábamos a los quince años constituirá algún día nuestro atractivo. Por eso hay una cosa que nadie puede recuperar jamás: en no haber escapado de su casa. De cuarenta y ocho horas de abandono en esos años nace, como en una lejía, el cristal de la felicidad de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario