
"En lugar de los muñecos de trapo, divertidos pero superfluos, que se colocan sobre los discos fonográficos, nos gustaría ver lo deshollinadores, verduleras, cocheros, colegialas, confeccionados con papeles pegados, que en Riga se compran por pocos céntimos en jugueterías y papelerías. Más que el histérico exotismo de los muñecos de Relly de Milán, nos interesa el exotismo simple de los muñecos barceloneses, que en vez de corazón llevan una bolita de azúcar en el pecho". (P 120)
"Los coleccionistas son fisonomistas del mundo de los objetos. Es suficiente observar a uno de ellos mientras manipula las cosas de su vitrina. Apenas las tiene en la mano, parece inspirado por ellas, como un mago que viera a través de ellas su lejanía" (p123)